miércoles, 25 de septiembre de 2013

Mindfulness: Escucha atenta

"La escucha atenta no es tanto una habilidad mental o un método como una actitud, un estado mental que combina la concentración y la atención con la curiosidad y el respeto” - Rebecca Shafir.

Reflexión

Practicar una escucha atenta es una acción que está al alcance de todos. Como seres humanos, contamos con esta capacidad innatamente, sin embargo, por diversas razones esta habilidad puede irse oscureciendo si no la practicamos cotidianamente. Escuchar con atención implica primordialmente tener una disposición de apertura a lo que esté sucediendo en el contacto con el otro. Por supuesto, esto no significa alcanzar una comprensión puramente racional o intelectual de lo que se está diciendo, sino que implica expresar nuestra capacidad de estar presentes, con humildad y receptividad.  Escuchar en plena presencia  es una acción que tiene más que ver con nuestra humanidad e inteligencia emocional que con nuestro oído o razón.

En general, los niños se dan rápidamente cuenta cuando alguien está presente, escuchando atentamente, o cuando alguien está distraído.  De igual forma, los niños valoran enormemente la presencia y escucha atenta de quienes les rodean. Seguramente todos recordamos algún instante de nuestra infancia en que algún adulto nos prestó una atención total, y en ese instante florecimos y confiamos en nosotros mismos. También la mayoría reconocerá por experiencia propia la experiencia de no haber sido escuchado con atención y el efecto que esto produce en nosotros. Cuando esto sucede consistentemente en una relación, poco a poco vamos perdiendo nuestra humanidad.

Escuchar atentamente no es lo mismo que“hacer como que escuchamos”, que es más bien una fórmula o técnica vacía, un artificio sin experiencia y profundidad. La capacidad de escuchar no se aprende memorizando una secuencia de pasos específicos o copiando actitudes corporales, sino que necesitamos más bien poner en práctica nuestra capacidad de desaprender, de detenernos y cuestionar nuestros hábitos y pensamientos. Recuerdo que en Plum Village, un monasterio en el sur Francia había un monje que se preguntaba a sí mismo: "¿Estás seguro?", como estrategia para no aferrarse a sus propias ideas preconcebidas sobre las cosas y como una manera de volver constantemente a mirar y escuchar como principiante.

La práctica diaria y regular de la atención, aumenta nuestra capacidad de reconocer las distracciones y retornar al momento presente, y por tanto es una manera efectiva de entrenar nuestra capacidad de escuchar con atención. Cultivar una escucha atenta nos permite no sólo reconocer lo dicho mediante el lenguaje verbal, también nos ayuda a establecer una comunicación más integral, captando qué nos dice la otra persona con sus gestos, su cuerpo, reconociendo también las circunstancias y el contexto en el cual se encuentra.

La escucha atenta, por supuesto, no está limitada a escuchar a los demás. Una parte primordial de la escucha es escucharnos a nosotros mismos, permitiéndonos reconocer con aceptación lo que nos ocurre en el momento presente, sea lo que sea. Escucharnos a nosotros mismos nos permite escuchar a los demás con mayor claridad. Si cultivamos cotidianamente la práctica de escuchar con atención, no sólo nosotros nos veremos beneficiados, sino todos  a nuestro alrededor, así la energía de la presencia y la escucha atenta se transformará en una poderosa práctica para estar más despiertos.

¿Puedes ver como ahora mismo ya estás practicando una escucha más atenta?

Práctica

¿Cuánto tiempo dedicas a escuchar atentamente a quienes aprecias? ¿Puedes estar atento, tanto a las palabras, como a los gestos, y a los anhelos, necesidades y sueños de quienes están contigo? En los diálogos que tienes en el espacio de trabajo, en tu familia y con los amigos: ¿Cuánto tiempo hablas y cuanto tiempo te dedicas a escuchar? ¿Escuchas con atención? Respecto a ti mismo/a: ¿Estás escuchándote con amabilidad? ¿Puedes darte el espacio y la escucha que mereces para acoger tus propias necesidades y anhelos?

Durante esta semana puedes practicar el escuchar con apertura y atención y el estar presente en tus comunicaciones con los demás. No hace falta hacer un gran esfuerzo, sólo basta con observar intencionalmente lo que sucede y practicar de a poco escuchar más atentamente. Nuestra capacidad de estar disponibles y receptivos es uno de los mayores regalos que podemos ofrecer a los demás y a nosotros mismos. Escuchar con atención es abrirnos al milagro de estar vivos.

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